El masivo consumo de imágenes al que estamos abocados hoy en día me ha permitido desarrollar mi propio criterio, mi propio gusto.
Si no hubiera estudiado la carrera de arquitectura, probablemente hoy no me estaría dedicando a la fotografía, ya que es la única especialidad que hago y que realmente me gusta como para hacerla profesionalmente.
Tras asistir a algunos cursos especializados en fotografía de arquitectura y realizar algunos trabajos, decidí establecerme profesionalmente como Fotógrafo de Arquitectura & Interiorismo.
La experiencia psicológica por la que pasa el cerebro a la hora de experimentar un espacio en primera persona no es la misma que cuando lo observa a través de una fotografía.
El hecho de estar trabajando en un estudio de arquitectura durante 6 años, me permitió fotografiar muchos de sus proyectos e ir cogiendo experiencia con los años.
Me gusta pensar que me convertí en un arquitecto de fotografía: invertí el proceso de la arquitectura. En vez de buscar memorias, referencias y fotografías para diseñar un espacio tridimensional, yo tomo esos espacios tridimensionales y los traduzco a líneas sobre un medio bidimensional.
Tras compaginar durante un tiempo la edificación, el diseño de interiores, el urbanismo y la foto, decidí dedicarme de manera profesional exclusivamente a la fotografía.
Todo empezó cuando decidí estudiar arquitectura, en la carrera siempre me interesó la parte creativa de la misma.
Cuando empecé a estudiar fotografía un profesor dijo: ‘Lo importante no es tener mucho equipo, si no saber utilizar bien el que se tiene’. A día de hoy lo confirmo.
Mi principal método de escape, siempre he sentido una gran libertad creativa a la hora de tomar fotografías. Comencé fotografiando con un smartphone y poco a poco fui cambiando mi equipo