Pasé varios años viajando, sin destino fijo y sin billete de vuelta, siempre con una Nikon FM2 en la mochila. Fueron unos años apasionates entre Asia, Oriente Medio y África y ello me marco hasta hoy en el ir siempre ligero y discreto de equipo fotográfico.
Tuve suerte, o estaba preparado para cuando llegó la suerte, y mi primer encargo como fotógrafo, a la semana de estar allí, fue para el New York Times.
Me encanta el color y me llama mucho la atención la geometría, pero eso no lo encontraba en la fotografía de calle que veía en foros especializados, donde dominaba el blanco y negro y la composición apresurada.
Es muy potente ver cómo gente que en principio no tiene nada que ver con la fotografía utiliza la imagen para dar a conocer problemáticas sociales en primera persona.
Me convertí en fotoperiodista, he cubierto eventos politicos, sociales, deportivos, desastres naturales, nota roja, migracion y narcotrafico.
Muy pronto la fotografía pasó de ser una afición a una obsesión. Me di cuenta rápidamente de que contar historias con imágenes me resultaba tremendamente natural.
Desde mi adolescencia me han interesado mucho los movimientos sociales y el activismo y este es el medio que he encontrado para poder denunciar y explicar historias e injusticias de las personas.
Hoy en dia, me atrae tanto trabajar proyectos a largo plazo como poder documentar situaciones sociales que pasan en el dia a dia.
En la fotografía tengo la posibilidad de contacto con la gente y este aspecto es vital, a parte de hacer el clic y difundirlo, la relación entre los protagonistas y yo es esencial para poder contar bien la historia.
Llegué a especializarme a través de fotografiar fútbol y por mi interés en los movimientos sociales en los que además participo, y de los que veo necesario comunicar la labor que realizan.
Curiosamente, leyendo el periódico, había un anuncio donde necesitaban un fotógrafo para ocupar un puesto en la redacción de Andalucía de la revista Semana. Rondaba el año 2003, y de ahí pasé a la revista Lecturas.
Mi trabajo como fotoperiodista y fotógrafo documental está enfocado en utilizar la imagen como una herramienta para mostrar las diferentes realidades buscando una reflexión entre los espectadores.
El fotoperiodismo me ha dado la oportunidad de acceder a realidades que sin la cámara, como pasaporte, no podría haber conocido ni sentido. La fotografía es poderosa.
Situaciones que como fotógrafo te encuentras en tu día a día y debes resolver en fracciones de segundo o bien adelantándote a ellas por pura intuición.
Al fotoperiodismo llegué por ‘El Procés’. Desde el 2017, en Cataluña se viven años de mucha movilización social y tenía muchas ganas de captar imágenes de esos momentos.