Mi nombre es Asier Núñez y, dentro de todas las disciplinas que puede haber en la fotografía, me considero un fotógrafo de paisajes. Aunque comencé haciendo fotos de paisajes urbanos o fotos durante mis viajes de vacaciones, desde hace unos años he ido moviéndome más hacia paisajes de naturaleza, aprovechando los rincones increíbles que tenemos en mi provincia, Bizkaia, y provincias cercanas.
Siempre digo que los que vivimos en el norte de España somos bastante afortunados de poder pasar de la costa a montañas increíbles en distancias cortas y eso es un regalo que hay que aprovechar.
Desde pequeño recuerdo haber tenido una cámara en la mano, ya fuera de fotos o de vídeo. Era el típico chaval que se llevaba la cámara desechable a los campamentos de verano o los viajes de estudios y acababa haciendo fotos a todos los paisajes y ninguna a mis compañeros.

Años más tarde un conocido se compró una Nikon D90 y estuve un día entero con la cámara colgada al cuello y haciendo mil y una fotos.
Mi primera cámara réflex propia fue una Nikon D3000 que luego cambié por una Nikon D7000 cuando vi que la anterior se me quedaba corta en cuanto a funcionalidades y rendimiento. Ese equipo fue ampliándose con varias lentes y accesorios como filtros, trípodes, mochilas, …
Pero llegó un punto en el que dejé de invertir en el equipo porque ya tenía un equipo versátil que me permitía hacer el tipo de fotos que venía haciendo y empecé a invertir en formación.
Compré varios tutoriales de distintos fotógrafos que tengo como referentes y me los vi más de una y de dos veces. En cada una de ellas acababa apuntando trucos o conceptos nuevos que me sirvieran para poder mejorar mi trabajo. Creo que en ese momento tomé la decisión más acertada porque noté que el salto de calidad de mis fotos fue bastante grande.
Mi especialidad a día de hoy es el paisaje de naturaleza, aunque durante la semana, al no tener prácticamente tiempo, aprovecho para hacer fotografía más urbana en mi ciudad, Bilbao.
Recuerdo empezar a hacer paisaje de naturaleza cuando conocí a través de Instagram a un grupo de fotógrafos de mi provincia, que nos hemos juntado bajo el nombre de RGBaske, y quedábamos los fines de semana para acercarnos a montes, bosques, localizaciones costeras… y gracias a ellos me enamoré de la fotografía de naturaleza.

A día de hoy seguimos planeando escapadas e incluso hemos llegado a hacer nuestro primer viaje fotográfico juntos, concretamente fue un viaje a Islandia a finales de septiembre del 2019.
Nuestro objetivo era conocer aquella increíble tierra, por supuesto, pero teníamos también metido entre ceja y ceja el poder ver auroras boreales y nuestro sueño se cumplió varias noches.
Antes del viaje a Islandia decidí hacer un cambio completo de equipo y tras meditarlo mucho acabé comprándome una Sony A7III, aunque aún conservo mi Nikon D7000 que no descarto poder usarla para empezar a practicar con los timelapses.
La Sony A7III es una cámara de sobra conocida y solo puedo hablar maravillas de ella porque me ofrece un rendimiento que quizá la Nikon no terminaba de darme teniendo en cuenta que es una cámara del 2011 y que la tecnología avanza a pasos agigantados.
Tiene también el tamaño y peso correctos, factor que me hizo decantarme por ella frente a la Nikon D850 que era otra de las alternativas que manejaba.
¿Podía haber seguido con la Nikon?
Seguramente sí, pero las capacidades de recuperar información en las sombras o de poder subir el ISO a niveles bastante altos sin perder casi calidad son incomparables con la Nikon que tenía.
Tras el cambio a Sony tuve que volver a hacerme un equipo específico para mi especialidad. Tras leerme muchas reseñas y preguntar a amigos que ya tenían un equipo Sony, acabé por formar un pequeño equipo compuesto, a día de hoy, por:
- Una lente Sony 16-35 f4
- Un teleobjetivo Sony 70-200 también f4
Optar por la versión f4 es principalmente por el precio de las lentes, pero también por el hecho de que suelo disparar la mayoría de veces con la cámara sobre el trípode por lo que no tengo problema en que los tiempos de exposición sean más lentos debido a esa apertura más cerrada.

El gran angular es mi lente principal por las posibilidades que me ofrece, ya que puedo capturar mucha escena con una sola toma o puedo hacer panorámicas de varias filas y columnas para poder tener una escena más amplia.
El teleobjetivo, por otro lado, lo uso cuando quiero fotografiar elementos concretos de la escena o cuando quiero que la escala parezca mayor por el efecto de compresión de la escena que ofrece ese tipo de lentes.
Todo el equipo va guardado en una mochila Vanguard Alta Sky 49 que tiene un espacio más que suficiente para el equipo que llevo e incluso me da la posibilidad de llevar ropa de abrigo o algo de comida dentro.
La compra de esta mochila fue todo un acierto porque venía usando una Lowepro que únicamente tenía un asa y acababa con la espalda dolorida por ello.

En cuanto a mi trípode tuve un Vanguard VEO 235AB pero se me solía quedar corto de altura, por lo que decidí comprarme el actual que es un Rollei Allrounder de carbono. Tiene un precio más que asequible y unas características de altura y peso que lo convierten en una herramienta indispensable actualmente para mis salidas.
La rótula es la que venía con el trípode, aunque tiene el añadido de estar sobre una base niveladora para poder hacer las fotos panorámicas con mayor rapidez y facilidad.
Otros accesorios que tengo, aunque sí que es cierto que a alguno últimamente le hago menos caso, son los filtros. Tengo un portafiltros de NiSi junto con un polarizador, un degradado neutro y un degradado suave también de la marca NiSi. Dentro de la mochila no pueden faltar gamuzas, baterías, pilas, peras para soplar las motas de polvo, bolsas de gel de sílice, y un sinfín de cacharros que no echas de menos hasta que los necesitas.
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