Mi nombre es Jessica Almeida y resido en Madrid. Me encanta contar historias mediante fotografías, me inspira la música, la pintura y el cine. También encuentro inspiración dando un paseo por la naturaleza o por un mercadillo de antigüedades.

Desde pequeña siempre he vivido atraída por el mundo de la imagen, pues mi padre es pintor, y mi abuelo también lo era. Ellos han sido mi principal fuente de inspiración. Ya desde bien pequeña me encantaba inventar historias tanto escritas como mediante dibujos; pintar es otra de mis pasiones. Con unos 12 años, es cuando cojo prestada de mis padres la cámara de carrete que solíamos usar. Desde entonces siempre me acompañará en mis viajes.

Pasados los años, la fotografía siempre estuvo presente, aunque más como una vía de escape. Hace unos 6 años me regalaron mi primera cámara réflex, una Canon 1100D, que todavía guardo con cariño. Es ahí cuando empiezo a introducirme en el mundo del retrato, aunque también sigo haciendo fotos de paisaje en mis viajes.

Según voy descubriendo lo bonito que es fotografiar personas y poder transmitir emociones, crear escenarios imaginarios y expresarme a través de ellos, más me doy cuenta de que lo que más me gusta es la fotografía de retrato, con un punto más artístico.
Contar historias mediante mis fotografías se convierte en mi pasión. Actualmente trabajo como fotógrafa freelance, y estoy especializada en fotografía de retrato.

Hasta ese momento todo mi aprendizaje fue de manera autodidacta, pero tras un planteamiento laboral, hace unos 3 años, decido estudiar un curso de fotografía profesional. Y es ahí donde compro mi cámara actual, una Canon 5D Mark III, de momento sigo con ella y estoy muy contenta. De forma más esporádica utilizo alguna de mis cámaras analógicas, tengo una pequeña colección que voy ampliando poco a poco. La más reseñable es la Zenit E, con su maravilloso objetivo Zenit Helios 44-2 58mm 2.0.

Trabajo siempre con objetivos fijos

Un Canon 50mm 1.4, que para mí es ideal para retrato, es el que más uso de manera continua, es muy luminoso y versátil. Puedo estar horas sin necesidad de cambiarlo.

Un Sigma Art 35mm 1.4. Lo utilizo mucho cuando quiero captar la escena completa, o dar más importancia al entorno que al sujeto. Pero también me gusta mucho para planos cercanos, ya que su distancia mínima de enfoque es de 30cm, lo que me permite acercarme mucho al sujeto y sacar detalles concretos.

Por último, y de manera más creativa utilizo el Zenit Helios 44-2 58mm 2.0 gracias a un adaptador. Este objetivo vintage consigue unos desenfoques maravillosos.

Como siempre uso luz natural en mis sesiones, alguna vez utilizo un reflector pequeño Neewer. Que aunque no es imprescindible para mi, siempre suelo llevarlo en el maletero del coche.

También cuento con un trípode, Slik Sprint Pro EZ, me gusta mucho porque es bastante ligero y versátil. Lo uso únicamente para mis autorretratos o algún tipo de foto más experimental con luces más tenues o largas exposiciones.

Todo el equipo lo guardo en mi mochila Samsonite, que además de ser bastante robusta para proteger el equipo, es muy cómoda y tiene espacio para llevar el trípode y el portátil.

Por último, algunas de las cosas que también puedes encontrar en mi mochila son: tarjetas de memoria, batería de recambio, un filtro de desenfoque (efecto difusor suave), cristales antiguos, un prisma, o accesorios de plástico para usar delante de la lente.

Web y redes sociales

Web: jessicaalmeidaphoto.com
Instagram: @jessicaalmeida_photo
PortfolioVogue: vogue.it