Desde que tengo consciencia, recuerdo tener una cámara de fotos en la mano. Cuando era pequeño e iba de vacaciones con mi familia, mis padres solían comprarme una cámara de esas de «usar y tirar». Recuerdo la emoción de llevar a revelar las fotos y ver los resultados.
Más tarde me compraron una cámara digital que llevaba conmigo a eventos familiares, cenas con amigos, etc. Como veis, para mi la fotografía era algo que relacionaba con mi entorno social y con retratar aquellos momentos.

Cuando acabé mis estudios de ingeniería, tuve la suerte de poder estudiar un master en París. Es una ciudad de ensueño que tiene composiciones de postal mires donde mires. Un día entré en una tienda y tenían una oferta de una Nikon D3200 con el objetivo kit 18-55mm. Me compré la cámara y más adelante un objetivo Nikon 35mm f1.8. Esa cámara y ese objetivo me acompañaron a todos mis viajes y eventos durante 3 años y me enseñaron todo sobre apertura, ISO, velocidad de obturación, etc. Fue, lo que considero, mi iniciación a la fotografía.
Actualmente me considero principalmente un fotógrafo de calle, aunque es verdad que no me preocupan mucho las etiquetas. Sé que no soy un fotógrafo de calle «al uso», ya que mi trabajo dista mucho de parecerse a aquel que desarrollaban los grandes maestros en las calles de Nueva York.
Mis fotos utilizan mucho la luz y las sombras como elemento de principal de composición y muchas veces los sujetos únicamente aportan una sensación de escala o añaden un elemento adicional de interés.

En 2017, tuve que desplazarme a Bangkok (Tailandia) por trabajo. Otro golpe de suerte para un amante de la fotografía. Cuando aterrizas en Asia por primera vez, todo es muy distinto y estás con los ojos abiertos observando todo lo que ocurre a tu alrededor.
Así, empezaron a interesarme más las personas y las escenas que se desarrollaban en la calle, que los templos a los que acudían los turistas. Caminaba durante horas por la ciudad, descubriendo rincones nuevos, lugares que se alejaban mucho de ser turísticos.
En 2018 hice un viaje a Hong Kong y fue allí donde, por primera vez, me sentí como un fotógrafo de calle. Pasé un fin de semana entero caminando por la ciudad, buscando composiciones, personas interesantes de fotografiar, etc. Los resultados no fueron impresionantes, pero si que me traje alguna imagen de la cual estoy muy orgulloso.
Tras comprarme la Nikon D3200, me pasé a la Nikon D7500. Era una cámara mucho más completa y me permitió seguir aprendiendo muchas cosas sobre la fotografía. El problema fue que enseguida me di cuenta de que había cometido un error, ya que era una cámara demasiado grande y pesada para el tipo de fotografía que hacía.


Me gusta caminar por la ciudad con la cámara en la mano, lista para capturar cualquier momento, por lo que la Nikon D7500 era demasiado incómoda.
Después de un breve paso por la Fujifilm X100T, vendí todo mi equipo y me compré la Sony a7 II. No es la cámara perfecta, pero dentro de mi presupuesto, era la cámara que reunía las características que necesitaba.
Es una cámara sin espejo, lo cual la hace mucho más compacta y ligera, y además es full frame con una calidad de imagen bastante buena. Creo que aun no he encontrado mi cámara perfecta y no me sorprendería que, cuando surja la oportunidad, intente buscar algo todavía más compacto.
Además de la Sony a7ii, tengo una Pentax K1000 (analógica). Es una cámara completamente manual y que me ha ayudado a comprender mejor ciertas técnicas como el «enfoque por zonas». Además, al proceso de crear una imagen analógica de principio a fin, es algo que no se puede describir con palabras y que recomendaría a cualquier fotógrafo.
Para la Sony a7 II, tengo tres objetivos:
Los objetivos de focal fija los uso para mi trabajo de fotografía callejera ya que me permite montar un equipo mucho más ligero. Normalmente, antes de salir de casa decido qué objetivo voy a usar ese día y es lo único que llevo.
Casi siempre me decanto por el Sony 55mm 1.8 ya que la calidad de imagen es muy buena y además tiene un enfoque muy rápido. Cuando sé que voy a fotografiar en espacios más reducidos, por ejemplo entre calles muy estrechas, me llevo el 35mm.

El Tamron 28-75mm 2.8 lo uso cuando voy de viaje. Al ser un zoom, me da mucha más versatilidad a la hora de fotografiar sin necesidad de tener que cambiar de óptica cada dos por tres. Además es un objetivo bastante rápido y con una calidad muy buena.
Para la Pentax K1000, tengo un objetivo Pentax SMC 50mm 1.7. Como veis, soy un gran amante de esta distancia focal. Me parece que tiene el punto justo para poder fotografiar un sujeto y ponerlo en contexto pero sin que el entorno se convierta en el elemento principal de la fotografía y el sujeto pierda importancia.
Soy un fotógrafo bastante minimalista, por lo que no llevo mucho equipo conmigo. Recientemente, hice un viaje al norte de Noruega y todo lo que utilicé fue mi cámara y objetivo zoom.

Tengo una mochila que tiene un pequeño compartimento en la parte inferior donde entran los dos cuerpos y dos o tres objetivos. Además, puedo meter el ordenador o tablet y algo de ropa. Es una mochila ideal para meter todo lo que necesito para pasar un fin de semana fuera de casa.
En cuanto a otros accesorios, tengo un trípode Manfrotto muy ligero que suelo utilizar para hacer alguna exposición larga cuando estoy de viaje.
También tengo una pequeña luz led Aputure al-m9 que utilizo para iluminar retratos. Es una luz que tiene el tamaño de una tarjeta de crédito pero con muchísima luminosidad.
Web: jonathanmurillo.com
Instagram: jmurillo.photo