Empecé en esto tras estudiar Comunicación Audiovisual (antes Imagen y Sonido) hace ya muchas fotografías. Ese mismo verano comencé a trabajar en el diario La Voz de Galicia, en lo que considero la mejor escuela de fotografía: en prensa estás haciendo unos retratos para una entrevista y a los dos minutos estás cubriendo una manifestación o un partido de fútbol.

Tras 5 años en la trinchera de los foteros emprendí mi aventura como freelance y al poco metí la cabeza en la Universidad de Vigo como profesor de fotografía por horas. Ni que decir tiene que al fin mis padres se sintieron orgullosos de su hijo, tras años de aventuras y desvelos. Lo que empezó como una experiencia «a ver qué tal» se ha convertido -después de más de 20 años en la tarima- en una verdadera vocación y en mi sustento alimenticio y cervecil. Los bares agradecen los contratos fijos, por muy poco fijos que sean…

Viniendo del mundo de la prensa y el fotoperiodismo, me considero un fotógrafo clásico, amante de la fotografía documental, si es que aún se puede hablar de ella. Dentro de ella, la calle -en el amplio sentido de la palabra- es el lugar donde me siento más cómodo y donde más estímulos recibo. Me encantan las calles vivas, vibrantes y auténticas; la ciudad como escenario y la gente como interpretando el papel que nos ha tocado jugar en este gran teatro.

Aunque tengo dos cuerpos de cámara, lo cierto es que desde hace años utilizo casi exclusivamente una sin espejo, la Fuji X 100T, que viene con una focal fija de 23mm, equivalente al mítico 35mm del full frame. Me parece una cámara ideal para la calle: pequeña, discreta, silenciosa y de «apariencia» barata y de aficionado.

Aunque pueda parecer lo contrario, a veces echo de menos un objetivo más angular, como amante que uno era del 24mm de mi vieja Nikon FM2 que guardo en la estantería (por cierto, tengo que limpiarla). Aparte de la Fuji -que ya va un poco mayor- tengo operativa una Canon 70D que apenas uso para algún compromiso, especialmente cuando necesito focales más largas.

Desde hace tiempo, tengo montado en ella un zoom 18-200mm de Canon que me resuelve prácticamente todas las situaciones. Nunca fui de tener grandes mochilas ni equipo aparatoso, y cada vez menos.

Ahora mismo, salvo un par de tarjetas y unas baterías de repuesto que llevo preferentemente en el bolsillo o en una tote bag (¿todxs tenéis problemas de acumulación de totes en casa?), no llevo ningún otro accesorio, aunque sí tengo algún filtro ND y un trípode ruinoso.

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