De mi trabajo me gusta mucho que es muy humano; conocer gente nueva, intentar sacar su lado más íntimo, o simplemente retratar momentos importantes y emotivos para ellos.
Cuando empecé a trabajar como fotógrafa me di cuenta que las producciones que más me interesaban y disfrutaba eran las que implicaban situaciones en las que la comida estuviera involucrada.
Curiosamente, leyendo el periódico, había un anuncio donde necesitaban un fotógrafo para ocupar un puesto en la redacción de Andalucía de la revista Semana. Rondaba el año 2003, y de ahí pasé a la revista Lecturas.
Al fotoperiodismo llegué por ‘El Procés’. Desde el 2017, en Cataluña se viven años de mucha movilización social y tenía muchas ganas de captar imágenes de esos momentos.
Intento que a través de la creación de determinadas atmósferas, mis imágenes puedan llegar a contar algo de ese momento en ese lugar.
Me interesé mucho por la historia de la fotografía y empecé a coleccionar cámaras antiguas. Aprendí a revelar película en blanco y negro así como de color
Vivo en las Islas Canarias, lo que me ha permitido desarrollar fotografías en diversos paisajes naturales. Soy perfeccionista, autodidacta y creativa.
Además de lo emotivo, también busco un lado estético y más lúdico incorporando elementos significativos al retrato
Durante un tiempo, mi obsesión era tal, que soñaba que sacaba unas fotos increíbles de viajes y muy a mi pesar, por las mañanas me levantaba triste porque solo había sido un sueño.
Durante mi paso por la universidad empezó el cambio a digital, experimentamos con las primeras cámaras digitales que se tenían a mano y empezamos a disfrutar y aprender Photoshop 5.5!
Mi principal método de escape, siempre he sentido una gran libertad creativa a la hora de tomar fotografías. Comencé fotografiando con un smartphone y poco a poco fui cambiando mi equipo