Me alejé de las cámaras a tal punto que no me gustaba aparecer en las fotos y si había una cámara en una reunión familiar o en un viaje, de inmediato abandonaba el lugar.
Me gusta pensar que me convertí en un arquitecto de fotografía: invertí el proceso de la arquitectura. En vez de buscar memorias, referencias y fotografías para diseñar un espacio tridimensional, yo tomo esos espacios tridimensionales y los traduzco a líneas sobre un medio bidimensional.
La fotografía de producto es para mi un reto de todos los días, es por eso que estudio a fondo el comportamiento de la luz en los distintos materiales
No tengo memoria del momento exacto de cuándo empecé a trabajar con alimentos, creo que fue algo espontáneo.
El fotoperiodismo me ha dado la oportunidad de acceder a realidades que sin la cámara, como pasaporte, no podría haber conocido ni sentido. La fotografía es poderosa.
Vivo en las Islas Canarias, lo que me ha permitido desarrollar fotografías en diversos paisajes naturales. Soy perfeccionista, autodidacta y creativa.