Vivir en Japón despertó mi creatividad. Intento combinar movimiento y naturalidad a la hora de fotografiar, y mantener la edición y el retoque lo más cercano a la realidad.
El llamado mundo animal, difícil y misterioso, es en realidad un campo lleno de emociones, duras y cálidas a partes iguales.
Creo que el poder fotografiar otras culturas, a la gente y sus ciudades es una gran satisfacción, y saber plasmarlas, más aún.
Siempre me ha llamado la atención buscar los momentos clave en la calle, las composiciones, ya sean de color, de luces y sombras y, sobre todo, aprender de otras culturas y formas de vida.
Siempre me he considerado un afortunado por tener una familia que le encantara viajar y me transmitiera esa pasión y esa cultura de conocer lo desconocido desde bien pequeño.
Durante más de 35 años he participado en la ilustración de más de quinientos libros de diferentes temática y guías de viaje, campañas publicitarias, exposiciones, conferencias y cursos, para un gran número de certámenes y entidades.
He tenido la gran fortuna e inquietud de poder viajar por multitud de países, mucho antes de mi afición por la fotografía, por lo que me considero un viajero fotógrafo y no al revés
Recuerdo que en aquella época ya hacía rudimentarios virajes en color para conseguir una estética determinada sobre las fotos que iba sacando
Mi conexión con el proceso creativo viene desde muy niño, especialmente por el dibujo y la música. La pasión por el cine llegó después, en aquellos años en la facultad estudiando Bellas Artes
Soy muy cacharrero, y he pasado por muchas cámaras y objetivos. Llegué a hacerme un gran equipo Full Frame de Nikon, pero muchas veces se me hacía pesado cargar con todo cuando tenía que viajar. Busqué alternativas más ligeras y finalmente, tras hacer unas pruebas comparativas y no sin cierto temor, lo cambié todo por un equipo mirrorless APS-C de la marca Fujifilm.